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Los máximos dirigentes de los trece operadores, que en total gestionan más del 60 % de la demanda mundial de electricidad y dan luz a 3.000 millones de usuarios, debatieron en el encuentro la importancia creciente de este tipo de energía en la sociedad actual, en especial en las potencias emergentes, y la necesidad de implantar sistemas de gestión cada vez más inteligentes, interconectados y coordinados entre sí.
La sostenibilidad y la seguridad de suministro, los dos pilares básicos sobre los que descansa el suministro eléctrico, fueron la línea conductora de todos los debates. El cambio del modelo eléctrico al pasar de unas tecnologías gestionables y capaces de generar en función de las instrucciones del operador a otras tecnologías, cuyo funcionamiento depende de las condiciones climáticas, exige nuevas respuestas por parte de los operadores. La variabilidad exige una red más mallada y más interconectada capaz de soportar, sin poner en riesgo el suministro, variaciones en el origen y destino de los flujos dependiendo del clima.
Los miembros del G-13 de los sistemas eléctricos se mostraron dispuestos a aceptar el desafío inversor que requiere el nuevo modelo, que obliga a contar con más autopistas eléctricas, más redes de gran capacidad. El sistema, que ha sido capaz de satisfacer las demandas del pasado, tiene que prepararse para un futuro que será muy distinto, tal y como se está comprobando ya. Esta nueva red, además, debe ser más inteligente para responder con agilidad a la variabilidad y a la poca predictibilidad de las fuentes renovables, y para gestionar una generación mucho más dispersa.
La electricidad es el vector energético más sostenible, puesto que a través de ella integramos en el sistema tanto las energías renovables como aquellas energías convencionales libres de CO2. Su flexibilidad, la limpieza en el punto de consumo y su importancia para la sociedad del conocimiento y de las tecnologías de la comunicación la convierte en el factor clave para el desarrollo de la sociedad del futuro: una sociedad electrodependiente.
En el encuentro celebrado estos días en Madrid, se ha puesto también de manifiesto la necesidad de desarrollar nuevas herramientas de gestión, como los desarrollos tecnológicos para incrementar la capacidad y la seguridad de las redes existentes, la prevención de los riesgos para los sistemas eléctricos derivados del ciberterrorismo y los almacenamientos. En este sentido, los miembros del G-13 se comprometieron a impulsar la investigación en nuevas formas de almacenar energía, así como a potenciar aquellas ya conocidas, como los bombeos. Todas estas condiciones son elementos básicos para disfrutar en el futuro de un sistema eléctrico sostenible y seguro.
Además, los operadores han presentado una posición común sobre el vehículo eléctrico, cuyo uso permitirá una mayor eficiencia del sistema eléctrico, una mayor integración de energías renovables, una reducción de los gases de efecto invernadero y una disminución de la dependencia energética del exterior. Para obtener estos beneficios los vehículos han de ser capaces de llevar a cabo recargas inteligentes, es decir, recargas que tengan en cuenta la gestión del tiempo y la potencia mediante reglas determinadas, control directo de la carga y señales de precio.
En la actualidad, VLPGO cuenta con trece miembros, procedentes de doce países: KPX (Corea del Sur), MISO (Estados Unidos), National Grid UK (Reino Unido), ONS (Brasil), PJM (Estados Unidos), Power Grid of India (India), RTE (Francia), SGCC (China), SO UPS (Rusia), TEPCO (Japón), Terna (Italia), ESKOM (Sudáfrica) y Red Eléctrica de España (España).