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España es el cuarto país de la Unión Europea, después de Estonia, Finlandia y Letonia con más riesgo de despoblación, un problema que afecta al 42,2 por ciento de nuestros pueblos, según el Instituto Nacional de Estadística. El mundo rural se vacía a pesar de que la población nacional ha pasado de 34 en 1975 a casi 48 millones de habitantes. En la actualidad, más del 80 por ciento de la ciudadanía vive en el 20 por ciento del territorio, concentrado en grandes ciudades y costas.
Sin embargo, también se observa una tendencia creciente y es que muchas personas que desean vivir de manera diferente a lo convencional comienzan a desarrollar su proyecto vital en pueblos de España. Buscan un cambio de estilo de vida: pasar del acelerado ritmo de la ciudad a una forma de vivir más pausada, con más libertad y en armonía con la naturaleza.
Pero lo que parece fácil es difícil sin la ayuda adecuada. Con el propósito de facilitar la transición a ese modelo nació Holapueblo, una iniciativa ideada por Almanatura e impulsada por Ikea y Redeia a la que ya se han sumado 133 personas de 51 familias, que han puesto en marcha una treintena de negocios.
Porque en Redeia estamos comprometidos con el desarrollo rural y la lucha contra la desigualdad territorial. A través de Holapueblo conectamos pueblos de menos de 5.000 habitantes necesitados de pobladores con personas que quieran instalarse en el entorno rural para que ese salto no sea al vacío sino a un horizonte con red de acompañamiento, seguridad e igualdad de oportunidades. Facilitamos su llegada y les ayudamos a emprender sus proyectos.
Cerca del nacimiento de los ríos Júcar y Cuervo está Tragacete (Cuenca), uno de esos pueblos afortunados donde se han trasladado tres nuevas familias con iniciativas de emprendimiento e hijos cuyo crecimiento quieren que se desarrolle en plena naturaleza y donde el contacto con las personas prevalezca sobre el uso de pantallas, la vida sedentaria y las prisas y urgencias de las rutinas urbanas.
En el pueblo hay muchas casas cerradas desde hace tiempo, con carteles de “Se vende” o “Se alquila” que ahora empiezan a llenarse con estas nuevas familias ya vecinas del municipio. Estas tres familias no echan de menos la ciudad, al contrario: cuando van a hacer sus diligencias, están deseando volver a Tragacete.
Niños libres, seguros y cuidados por todos los vecinos del pueblo, que crecen en contacto con la naturaleza y sin dependencia de las pantallas. Ver ranas y encaramarse a los árboles, que antes parecía exclusivo del campamento de verano, ahora forma parte de su día a día.
La escuela rural, con pocos alumnos, permite una enseñanza casi personalizada. En el colegio el compañerismo de los mayores con los más pequeños favorece los lazos de hermandad de la comunidad desde la infancia. La fortaleza y solidez de esa unión duradera reduce el sentimiento de soledad que muchos viven en las grandes ciudades.
Los vecinos acompañan y enseñan a los nuevos pobladores a conocer los usos y costumbres de la vida en el campo, por ejemplo, elegir una buena leña y aprender a cortarla con eficacia. Compartir conocimientos, solidaridad y ayuda a los vecinos forman parte del ADN de los pueblos acogedores de nuevos pobladores.
El viejo cuartel de la Guardia Civil de Tragacete (Cuenca) es el nuevo hogar de tres familias. El Ayuntamiento las ha rehabilitado y ahora son viviendas nuevas, dignas, recién reformadas y amuebladas. El Consistorio ofrece facilidades para el pago de un alquiler asequible a cambio de que se instalen familias con hijos pequeños o con visos de tenerlos. El objetivo, luchar contra la sangría de población y cumplir, además, el sueño de estos pobladores que están convencidos de que apostar por la España vacía no es una quimera.
Elena y Emilio esculpen réplicas de objetos históricos, como joyas o armas. Mercedes y Esteban, han encontrado un lugar seguro para sus hijos, Felipe y Vicente, mientras que Rodolfo y Andrea fabrican juguetes de madera con los que muchos niños aprenderán jugando. Cuentan con la ayuda de los vecinos que les han integrado en su comunidad.
Diego, su alcalde, saca pecho por cómo el pueblo ha entendido la importancia de este proyecto para su futuro y está convencido de que Tragacete conseguirá llenar sus calles.
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